Miércoles, 31 de diciembre de 2008. Año: XVIII. Numero: 6953.
CULTURA
 
«La literatura ha tenido un efecto nefasto sobre el periodismo», dice Arcadi Espada
El columnista denuncia los atajos intelectuales de los informadores en su último ensayo
LUIS ALEMANY

MADRID.- Atención, redactores: leer Periodismo práctico, de Arcadi Espada (recién editado por Espasa), puede ser un mal trago. Muchos recursos del oficio, considerados hasta ahora legítimos y más o menos pintureros, se revelan en las páginas del libro como trampas facilonas y perezosas.

«Sí, la pereza. Siempre hacemos grandes teorías para justificar los errores que cometemos los periodistas y que no tienen otra explicación que la pereza y la incompetencia», explica Espada. «Esta profesión tiende a la autodefensa, a no asumir que muchos problemas son el fruto del trabajo mal hecho. Eso sí, siempre estamos dispuestos a denunciar el trabajo mal hecho por los otros».

El rapapolvo, al menos, tiene un nosequé cómico que lo hace llevable. «¿Qué hacer con un neologismo? Leer a Alex Grijelmo [el director de Efe] y aprender por ósmosis inversa», escribe Espada. Periodismo práctico es, de hecho, una larga sucesión de preguntas (y respuestas a la contra) que afectan a los dilemas más fastidiosos de una redacción: ¿Qué hacer con los adverbios? ¿Qué hacer con la Guerra Civil? ¿Qué hacer ante una mentira? ¿Qué hacer con las imágenes violentas? ¿Qué hacer con la verdad?

Todo muy concreto, como promete el título del libro. Así que abordemos ahora preguntas un poco más abstractas. Por ejemplo, ¿qué es lo que hace que los buenos periodistas (los que son menos incompetentes y menos perezosos que la media) fracasen de vez en cuando? ¿La vanidad? ¿La incontinencia? ¿El mal carácter?

Espada (colaborador de EL MUNDO y profesor de la Universidad Pompeu Fabra) da otra respuesta descorazonadora: «La literatura. La literatura ha sido nefasta para el periodismo. Y que conste que yo también me hice periodista porque me gustaba escribir».

Continúe, Espada: «Hay un error ontológico: la ficción, las novelas dan un orden acabado del mundo, una ilusión de sentido que no existe en la vida. La vida está hecha de cabos sueltos. Por ejemplo, hay un error lamentable que es la necesidad de sentido. Pongamos que un señor tritura a su madre. Al día siguiente irán todos los periodistas y descubrirán que el señor creció en una chabola y que fue un niño solitario, y, claro, eso lo explicará todo... Vaya, como si lo normal fuera triturar a la madre cuando uno crece entre chabolas. Eso es retórica, una falta de rigor asombrosa. Siempre es más fácil hacer un relato literario que investigar en el gen del asesino».

En resumen: «Tenemos un modo de contar la realidad basado en la metáfora y no en el dato. Y eso es anacrónico».

¿Pero no es eso lo que demandan los lectores? «Del público no sabemos nada. Mejor haríamos en dejar de especular sobre el público y hacer nuestro trabajo bien», contesta Espada. Por eso, los lectores no aparecen casi en Periodismo práctico. Y el casi remite a una estadística del instituto Pew Research que asegura que el porcentaje de estadounidenses de menos de 25 años que no consumen ningún tipo de información en un día normal es del 34%. Hace 10 años, el dato era del 25%.

«Hablamos tanto de la crisis de los diarios, de la información en papel, de las posibilidades de los medios digitales... Y resulta que lo que está en crisis es el periodismo, más que los periódicos», explica Espada. «Soy muy crítico con el periodismo, pero hay un hecho indiscutible que tenemos que reconocer: los medios de comunicación son el instrumento que ha permitido que las personas se sientan solidarias. Aunque sea una solidaridad liviana, unos segundos en el sofá mientras se ve en el telediario unas imágenes de los bombardeos en Gaza... Es una solidaridad valiosa».

Está bien pensarlo así, pero, ¿no suena eso a esa tendencia a la autocomplacencia del «pensamiento socialdemócrata» cuyas zonas blandas lamenta Espada aquí y allá en Periodismo práctico? «¡Es que de lo que yo entiendo es de socialdemocracia! No sé si es de lo que merece la pena entender, pero es así: es en sus hipocresías y en sus debilidades en las que me reconozco».

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Lea 'El Mundo por dentro', el blog de Arcadi Espada.

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