Jueves, 3 de julio de 2008. Año: XVIII. Numero: 6772.
OPINION
 
Obituario / SIMONE ORTEGA
Toda una generación le debe saber cocinar
La claridad meridiana (todos la entienden) y un 'mix' hispano-francés, claves de su largo éxito
FERNANDO POINT

Desde 1900 han existido tan sólo cuatro libros de cocina con un impacto verdadero en nuestra sociedad, cuatro libros que se seguían en las cocinas familiares de cientos de miles de hogares normales, que han enseñado a cocinar a generaciones enteras de españolas y, cada vez más, de españoles: El Practicón, de Angel Muro, La cocina completa, de María Mestayer de Echagüe, marquesa de Parabere, el Manual de cocina de la Sección Femenina de Falange Española y, desde 1972, 1080 recetas de cocina, de Simone Ortega.

Con más de tres millones de ejemplares vendidos de sus sucesivas ediciones (49 a día de hoy), se puede asegurar que el familiar 1080, en edición rústica de Alianza Editorial -con las tapas a menudo manchadas de grasa, suele verse en un rincón de muchas cocinas de nuestro país-, ha sido el más influyente de todos, y con una vigencia que ya va hacia los cuatro decenios.

Su autora acaba de fallecer en Madrid a la edad de 89 años, a la que había llegado con la esbeltez, el porte aristocrático sin un ápice de ostentación y la desbordante cordialidad y ternura que sus amigos del mundillo culinario tanto admiraban desde hace largos años.

Ortega siguió participando en las reuniones de la Cofradía de la Buena Mesa hasta un par de años después de la muerte de su marido, José Ortega Spottorno, el editor e hijo de Ortega y Gasset que fuera fundador y presidente de El País. Su última comparecencia en un acto público se produjo hace dos años, cuando el Gobierno francés le otorgó su medalla de la Orden de las Artes y las Letras, que le impuso el embajador en Madrid. Al recibirlo, la autora exclamó: «Habéis hecho feliz a una vieja dama que siempre ha necesitado amistad, amor... y chocolate».

Fue una escritora tardía, ya que sólo empezó a publicar a los 53 años, con sus hijos ya crecidos, y a instancias de su marido, quien conocía bien su pasión culinaria y estaba seguro -el movimiento de la Nueva Cocina Vasca andaba en sus albores- de que en la España de los años 70 tenía lugar un recetario más moderno que los de la Parabere o la Sección Femenina. Acertó de lleno.

Lo que no era tardío era esa afición a los fogones. Nacida en Barcelona, Simone llevaba en las venas un impecable pedigrí culinario a la francesa: su padre, ingeniero, era alsaciano; su madre, borgoñona. Y fue su abuela materna, maestra de los platos regionales como los huevos en meurette (guisados al vino tinto) la que le enseñó las bases de la cocina burguesa; su madre, en cambio, carecía de la menor afición.

La joven Simone se crió en Madrid, donde estudió en el Liceo Francés. Casada en primeras nupcias a los 23 años, su marido fallecía tan sólo dos más tarde. Tras ejercer de enfermera y de puericultora y hasta regentar una pensión en la capital, conoció a José Ortega, con el que se casó en 1949.

Desde muy joven recopilaba recetas, y cuando -tres años antes de su publicación- empezó la minuciosa preparación de su libro, se aseguró de no incluir ninguna que ella no hubiese ejecutado repetidas veces y dominado del todo. Incluyó tanto los platos populares españoles como los franceses: pese al imperante nacionalismo gastronómico, es cierto que la influencia gala siempre ha contribuido a hacer progresar la cocina en España. Esa doble vocación y la claridad meridiana de las recetas fueron las bases del éxito.

Abraham García, uno de los grandes chefs españoles, ha escrito que «la Biblia gastronómica es el libro impagable de Simone Ortega». Y así lo explica: «Te cuenta hasta cómo se fríe un huevo, matizando que hay que poner la sal fuera del fuego para que no te salpique el aceite. Eso sí es inmolarse al servicio del lector. Con harta frecuencia, los libros de cocina sólo sirven para rellenar el aparador y que el autor y su santa madre engorden de vanidad».

Muy activa en la madrileña Cofradía de la Buena Mesa, Simone Ortega sentía predilección por las más sencillas tascas populares, y le encantaba comunicar sus descubrimientos, como cuando alababa hace más de un cuarto de siglo ante un joven crítico culinario el mesón La Nieta, en la calle de la Libertad.

Dos hijos prosiguen las vocaciones de sus padres: Andrés, periodista especializado en política internacional, e Inés, coautora de las ediciones recientes del 1080 y también prolífica escritora gastronómica.

Simone Klein Ansaldy, 'Simone Ortega', autora de libros de cocina, nació en Barcelona el 29 de mayo de 1919 y falleció en Madrid el 2 de julio de 2008.

Más información en página 52.

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